Identificar lo que hay que hacer.

Algunas veces, siempre más de las deseadas, me encuentro que una situación de gestión compleja que dinamita mi productividad. En reuniones con clientes, surge en la conversación cosas que, una vez revisadas las notas de la reunión,  las identifico como claramente un proyecto a realizar, una tarea por acometer, un compromiso, en suma, que adquirir y cumplir. Ha sido dicho casi en el aire,  pero la reflexión sobre ello me obliga a dar respuesta. Ergo, a mi GTD. Después de un tiempo, dado forma al compromiso, respondo de la mejor manera posible y me encuentro, Oh sorpresa!!, que aquella cosa no existía. No se acuerda ni quien lo planteo,  o fue dicha en un momento que ahora esta superado en consideración del proponedor. Resumiendo, a veces dedicamos recursos y esfuerzos en cosas que quedan en vía muerta. A mi me desalienta bastante, a quien lo propuso, no le importa ya nada.