La hipermotivación como causa de desgracias.

Hay personas que ante el descubrimiento de algo (así, algo en genérico) que suponen les puede reportar beneficios, se les dispara la motivación hasta extremos tóxicos. Tan de moda el término, motivación, creo que muchas veces es una actitud que hay que saber dosificar. Hay una máxima con la que estoy muy de acuerdo que dice que no hay nada más peligroso que un ignorante motivado.
Cuando explico esto de GTD, hay siempre un pequeño grupo de hipermotivados que ven la luz, la solución a todos sus males y dedican tiempo y energía sin medida ni control. A esto me refiero cuando hablo de hipermotivación. Soy de pausa, calma, reflexión y foco, y la generación de expectativas que se vuelcan en un aprendizaje vertiginoso, una práctica compulsiva y, hasta una reescritura de lo que David Allen nos aporta, lleva, sin remisión al precipicio. Motivémonos, pero con medida.

No todas las adicciones son perjudiciales.

A veces el título, el nombre, determina la activación del interés y de las expectativas. Tomo café, bastante café. He descubierto que es el primer paso previo a la vida. Antes de nada, desde la nada del salir del estado letárgico del sueño, o hay café o no hay nada. Dos palabras juntas, me llevan a un lugar gratificante. Café –nunca Nespresso, la antítesis del buen café- y productividad, un escenario aclarado que me permite hacer cosas y avanzar.
En la convocatoria estaban las personas que sigo desde hace tiempo y el momento se hizo divertido y práctico. Puntos de vista, aportaciones nuevas, confrontación de ópticas…·#CafeYProductividad ya provoca en mi la misma dependencia que el café. El próximo seguro que será más intenso. Gracias a todos los que estuvieron allí.